Seguro que no es la primera vez que lo leen. La luna ha sido asociada a multitud de circunstancias, más o menos creíbles. Desde la aparición del hombre lobo, el aumento de accidentes y su influencia en urgencias, hasta la depresión, conductas suicidas o violencia.
Pero, un reciente estudio llevado a cabo por Jean-Luc Margot, profesor de astronomía planetaria en UCLA, demuestra que no es así en absoluto. Su investigación muestra como la luna llena, no está asociada con el incremento de urgencias o nacimientos en los hospitales.
Este estudio no es más que otra demostración del sesgo de confirmación: el hecho de que, personas aparentemente inteligentes, continúen creyendo en cosas como estas, sin ninguna evidencia científica.
Este sesgo surge porque tenemos la tendencia a buscar información que confirme aquello que creemos o que la mayoría cree que es así. Se trata de corroborar aquello que encaja con nuestra visión del mundo e ignorar aquello que no lo hace.
Lo hacemos automáticamente, sin darnos cuenta. Resulta más sencillo buscar evidencia de algo que ya creemos que aceptar algo que cambia nuestro sistema de creencias.
Desafortunadamente, este sesgo de confirmación, puede tener consecuencias devastadoras. Como ha ocurrido con las informaciones respecto a las vacunas, que las asocian con resultados inciertos para la salud. Cuando su eficacia está absolutamente demostrada por la investigación sanitaria.
Esto, y otras creencias falsas, puede llevarnos a tomar decisiones incorrectas que, además, redunden en resultados perjudiciales para nosotros o para los demás.
Para contrarrestar este efecto psicológico, es necesario comprometernos en la búsqueda activa de fuentes basadas en la evidencia. No aceptar como cierto algo que, simplemente nos aseguran en nuestro periódico habitual o en redes sociales. Se trata de desarrollar la capacidad crítica, tan necesaria para evolucionar en nuestro conocimiento, tanto personal como del mundo que nos rodea.