No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta

Vincent Van Gogh

Los sucesos emocionales pueden causar que nuestros neurotransmisores inunden el cerebro, afectando la forma en que recordamos dichas situaciones. Estas experiencias intensas nos pueden llevar a padecer lo que podríamos denominar “resacas emocionales”, que pueden medirse incluso cuando la situación hace rato que pasó. Estas resacas pueden tener una enorme influencia en la memoria de eventos posteriores.

Es lo que concluye la Dra L. Davachi, que especifica que la forma en que recordamos el mundo no es solo consecuencia de las experiencias externas que tengamos, sino que resulta fuertemente influenciado por nuestro estado interno. Y estos estados pueden persistir y colorear nuestras experiencias futuras, cambiándolas totalmente.

De hecho, cuando tenemos un intensa experiencia emocional, aquello posterior que no lleva una carga sentimental, lo recordamos con mayor facilidad. Como si se produjese un fenómeno de asociación que relaciona una circunstancia intensa con otras que no lo son tanto. En otras palabras, nuestro cerebro sigue “encendido”, aunque lo que ocurra luego no nos resulte tan excitante.

Por ejemplo, tras ver una película especialmente emotiva, la experiencia de una conocida vuelta a casa puede resultar totalmente diferente a la habitual. En otras palabras, nos dura el efecto de la “borrachera emocional” que hemos experimentado

La emoción es un estado mental y los resultados de las investigaciones de la Dra. Lavachi muestran una clara influencia de las mismas sobre nuestras cogniciones. Estos estado emocionales “alterados”, pueden persistir por mucho tiempo llegando a modificar totalmente las experiencias que las sigan.

Estos descubrimientos resultan de gran utilidad para comprender porque, en muchas ocasiones, habiendo vivido las mismas experiencias, éstas son recordadas de una forma totalmente diferentes por diversas personas.

Desde luego que una puesta de sol abrazados a la persona que amamos en un magnífico hotel, no será vista de la misma forma, por quienes trabajan en ese hotel, para los que la puesta de solo marca el comienzo del ajetreo para la cena.

Los circunstancias emocionales pueden, también, cambiar nuestra memoria de eventos acontecidos previamente, dándoles un significado diferente, según nos sintamos después.

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