Algunas relaciones son más una carga que un apoyo. ¿A qué si? Nos vamos dando cuenta, a veces, que estamos cometiendo un error que está convirtiendo nuestra vida en un calvario. Empleamos toda nuestra energía y alegría para llegar a las expectativas de la otra persona. Pero nada parece ser suficiente. Entras en un círculo vicioso, en el que pierdes tu personalidad, identidad, dignidad y ganas de vivir.
En el fondo sabes que la única solución, que no quieres aceptar, esté delante de ti. Debes dejar esta relación y buscar otro camino. Sin embargo hay una serie de razones que obstaculizan que veas la salida. Temes hacerte daño y hacerle daño a los demás
Es como una adicción. Como si estuvieses abusando de drogas, sabes que te está destruyendo pero no te sientes capaz de dejarlo. Rechazas aceptar la verdad de la situación y vives con la esperanza de que ocurra un milagro y todo cambie. No quieres que sientan pena por ti. Tienes miedo a lo desconocido.
Antes de tomar una decisión debes tener claro que tu relación es disfuncional. Todas las relaciones pasan por altibajos, pero si alguna o varias de estas condiciones te resulta familiar, debes saber que la relación en la que estás es como un virus, que te enfermará y conseguirá que olvides la vida que tienes derecho a vivir.
Lo sé, resulta sencillo decirlo. Pero tu estás dentro y sólo pensarlo te hace temblar. Busca apoyo para hacerlo. Necesitas imaginar como puede ser tu vida o lo que desearías que fuese tras finalizar con esta relación tóxica. El apoyo de profesionales es una buena opción que te puede ayudar a cambiar el rumbo de tu vida.
Al comienzo de este camino se puede producir un proceso de duelo, aunque resulte contradictorio. Esto es algo normal, muy similar a cuando se abandona una adicción. Poco a poco, irás recobrando el control de tu vida. La culpa desaparecerá y sentirás que has tomado la decisión adecuada.