Las personas se descubren cuando se miden con un obstáculo.
Antoine de Saint-Éxupery
El conflicto es la experiencia intensa de vivir el no. No quiero, no me gusta, no lo tolero … Y así hasta el infinito. Algo que está profundamente enraizado en los estilos autoritarios de conducirse por la vida.
Si atendemos a la matriz Thomas-Kilman, y la explicación que ofrece Martín Ausero en su magnífico libro, Plenamente; las cinco formas de afrontar un conflicto son: evitar, acomodarse, transigir, competir y colaborar. Éstas cinco dimensiones las define en bases a su capacidad asertiva o cooperativa.
En el caso de la evitación, sobran las explicaciones: simplemente no se entra en el conflicto. Seguro que muchos de nosotros hemos aprendido que resulta una interesante vía para vivir más tranquilos. Al menos en ciertas ocasiones. No puntúa para las capacidades señaladas.
La segunda, acomodarse, implica ceder nuestros intereses en función de los de los demás. Interesante para desbloquear situaciones o para pedir compensaciones más adelante. Pero nunca como una norma. Puede derivar en abuso o dependencia.
La tercera, favorita entre nuestra clase política, es la competencia, un estilo nada cooperativo, pero que deja (o eso creemos) nuestro ego en el lugar que creemos que debe estar. Al solo ganar una parte, es una forma de actuar que debemos manejar con extremo cuidado. Puede dividir profundamente a una sociedad, a un grupo de amigos o una familia.
Transigir, puntúa a medias en cooperación y en el mantenimiento de nuestro criterio. Es un modelo civilizado en el que ambas partes ceden, en aras a resolver el conflicto que se ha planteado. Es lo que llamamos «soluciones de compromiso» en las cuáles ninguna de las dos partes está del todo satisfecha, pero consiguen poner el bien común por encima de posiciones inamovibles.
Colaborar, por último, es el estilo más complejo, pero también el que consigue más beneficios y logra un mayor nivel de satisfacción. Requiere de amplitud de miras, de capacidad de ir más allá de los egos de cada parte para conseguir un acuerdo nuevo en que se tenga la sensación de haber participado todos.
Esta es la teoría. Ahora quien quiera aplicarla, que se ponga a ello.