La imagen de víctimas que algunas personas tienen de sí mismas es tan fuerte que se convierte en el núcleo central de su ego. El resentimiento y los agravios forman parte esencial de su sentido del yo.
Eckhart Tolle
El resentimiento consiste es revivir repetidamente un sentimiento, y lo que lo provoco, haciéndonos daño. No es neutro. Los revivimos de una forma que nos afecta emocional y físicamente. Es, probablemente, uno de los impedimentos más devastadores, para perdonar y seguir adelante.
El resentimiento nos hace ver la vida de forma negativa. Más allá de los que nos afecte directamente, es una emoción que se extiende a muchos ámbitos de nuestra vida, llegando a constituirse en una forma de vivir, de pensar y de relacionarnos. Aunque puede ser provocado por conflictos específicos o recientes, en ocasiones encierra algo mucho más profundo.
Culpamos a fuerzas externas o otras personas de todo aquello que nos pueda afectar, directa o indirectamente. El resentimiento proviene de frustraciones pasadas o presentes que descargamos en otros. O de discusiones inacabadas o conflictos no resueltos. Su origen puede ser tan inespecífico como personas hay en este mundo.
Sus consecuencias se asemejan, sin embargo, en todas las personas que lo sufren. Se pierde el sentido de la realidad y se extiende a todas las facetas de la vida. Puede ser un resentimiento social o personal. Dirigido a un colectivo determinado o a personas diferentes. Su grado de influencia sobre nuestra vida puede ir desde lo apenas perceptible hasta una fuerza que la guía. Y se convierte en una suerte de venganza contra todos aquellos que pensamos que lo merecen.
Está en el origen de cualquier movimiento de intolerancia, de odio a lo diferente. Y es auto justificativo. Estamos resentidos. Y buscaremos todas las razones, por más peregrinas que puedan parecer, para hacerlo. Porque, aunque el resentimiento puede estar provocado por circunstancias específicas, que nos han hecho daño y han cambiado, de alguna forma nuestra vida, su efecto puede ser absolutamente devastador para quien lo sufre. No en vano, se encuentra en la base de muchos trastornos psicológicos y conductuales que pueden conducir a las personas a las más atroces acciones contra otros seres vivos.
La conciencia del papel que puede jugar el resentimiento en nuestras vidas, es el primer paso para reconocer su influencia en nuestro bienestar mental.
Estas emociones negativas tienen todo el potencial de conseguir gobernar nuestros pensamientos y acciones, con un efecto similar al que puede producir una depresión o un trastorno de estrés. Al no reconocerlo, se convierte en una fuerza ingobernable que provoca indefensión.
Las emociones dolorosas que experimentamos como consecuencia de las actuaciones de otras personas tienen el potencial de transformarse en resentimiento, si no se liberan a tiempo y de una forma saludable y efectiva. Si no es así, se fortalece. Puede mutar y convertirse en un velo deformado que impide que veamos el mundo de una forma saludable y equilibrada.
Para evitarlo, seguir adelante y ser más felices, te proponemos unos sencillos pasos.
Exprésate
Si niegas como te sientes, estás negando la verdad ¿Y de qué vale esto? Permitir que las emociones negativas afloren, te permite reconocerlas e identificarlas. Esta aceptación desactiva, en gran manera, la influencia que tiene sobre nosotros y ayuda a limpiarnos de la negatividad que pueda estar manteniéndola.
Comunica tus sentimientos
Requiere mucho valor y coraje expresar y comunicar nuestro dolor a las personas que te hacen daño. Haciéndolo, exponemos nuestro vulnerabilidad, pero cuando lo conseguimos hacer y salimos de nuestra zona de confort, convertimos esta difícil experiencia en un magnífico aprendizaje. Intenta hacerlo de una forma calmada. Tendrá más efecto y te sentirás mejor.
Práctica el perdón
Perdonar es tu decisión personal. La habilidad para hacerlo, de forma sincera, es uno de los mejores regalos que nos podemos hacer. Te saca de los confines del resentimiento y tira abajo las muros de la rabia y la negatividad
‘El odio es un veneno que te tomas tú, esperando que le haga daño al otro» alguien me lo dijo una vez, y creo que aplica igual al resentimiento.
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Gracias
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