Al vernos obligados a deshacernos de nuestras pertenencias perdamos todo vínculo sentimental con ellas. Quizás el hecho de empeñar nuestros objetos de valor nos libere del mismo modo en que el incendio de una casa destruye no sólo nuestros bienes materiales, sino también nuestro apego a lo que ha desaparecido.

Sue Grafton

El apego se podría describir como el grado de intensidad con el cuál te identificas con una creencia, experiencia, comportamiento, o persona. Esto podría explicar el hecho de que a personas que le ocurren las mismas situaciones, sienten y experimentan mayor o menor medida de intensidad de miedo, estrés, depresión u otras emociones ante mismos hechos parecidos (perdida de trabajo, pareja, teléfono móvil, amigos, o cualquier otra cosa/experiencia.)

Si reflexionamos por un momento sobre nosotros mismos con un acto de  humildad y sinceridad, hay muchas cosas-personas-experiencias, que consideramos nuestras y por las que sentimos mayor o menor grado de apego, y por las que “saltaríamos “o nos sentiríamos estresados, deprimidos o ansiosos en caso de pérdida. Si volvemos a la anterior pregunta, ¿Es el ego el problema o causante del sufrimiento?, por lo que hemos visto, no, el problema está en el apego, en la identificación.

Y ahora es cuándo entra en juego el mindfulness y el “estado de observador” o “atención plena” y con el cuál podremos aprender a diferenciar estos apegos y egos que componen nuestra personalidad y son los que nos mueven día tras día.

Con la práctica de la atención plena, desarrollaremos una habilidad para poder observar estos egos y apegos limitantes, identificarlos, comprender sus comportamientos, miedos, preocupaciones, pensamientos, y con esta información y desde la distancia de la experiencia que proporciona el estado observacional o atención plena, podremos dejar de estar dominados en gran medida de estos roles/egos limitantes.

Lo intentaré explicar gráficamente, es cómo si tuviéramos un carro de caballos, el carro sería la consciencia, el estado del observador, o la atención plena, la cuerda sería el apego, y los caballos los diferentes egos/comportamientos, cuánto más corta es la cuerda con respecto al carro, mas apego existe, mayor es la identificación con el personaje/comportamiento/experiencia, y por lo tanto mayor es el sufrimiento ante la pérdida o ataque de este.

Cuándo aprendemos a alargar esa cuerda (disminuir el apego), con la práctica del mindfulness lograremos desarrollar esta habilidad y podremos ir librándonos poco a poco de la “red” de estos egos limitantes, nos sentiremos más libres, más independientes y conectados con nuestros verdaderos intereses y motivaciones enriquecedoras. ¿Significa esto que se dejará de sentir miedo, preocupación, tristeza, depresión o cualquier otra emoción? No tiene por qué, habrá algunas emociones/roles, que casi estén ausentes y otros que posiblemente se mantengan y sigan ocurriendo, pero esto se observará y se atenderá desde un estado de paz y sin lucha interna (sufrimiento).

¿Y cómo hacemos esto?, es una habilidad, como otra cualquiera. Poco a poco se irá desarrollando, comprendiendo y experimentando todo este proceso.

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