La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible. Arthur C. Clarke
“Los límites los pones tu”. ¿A que suena bien?. A todos nos gusta sentir que somos capaces de decidir a donde llegamos y nos imbuimos de autoestima y positividad para decirlo. Depende de ti, no lo olvides. Otra frase automotivante sin mucho significado que se repite continuamente en los cursos de coaching y de motivación que proliferan por doquier.
Lo cierto es que cuando revisamos estos “seminarios” o reuniones, o acudimos a uno de ellos, encontramos una continua apelación a las emociones más básicas que nos hacen sentir bien en el momento en el que participamos y, a medida que pasa el tiempo, sentimos como se diluyen.
No nos engañemos. Los límites existen, unos los ponemos nosotros sin duda pero hay muchos que nos vienen impuestos por nuestra forma de vida y nuestro entorno. Para poder cambiar de verdad, hemos de ser capaces de traspasar unos y otros y esto no se consigue con un seminario de unas horas o días, implica trabajo, decisión y paciencia con nosotros mismos.
Constancia, una palabra que no está de moda en nuestra sociedad, acostumbrada a los remedios rápidos y que no requieran mucho esfuerzo. Esfuerzo que deberemos desarrollar para conseguir lo que queremos cambiar o alcanzar como meta personal.
En definitiva, es cierto que los límites los pones tu pero no deja de ser menos cierto que superar esos límites se consigue con un adecuado entrenamiento, superando tropiezos, avanzando tras caer y siendo capaces de aprender de nuestros errores.
Cuanta rozan tienes. Saludos.
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Perdona, quera decir razón.
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