En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible.
Albert Camus
La mayoría de nosotros entendemos como ser más fuertes físicamente. Es sencillo. Ejercicio. Regularmente, preferiblemente acompañado de una dieta adecuada y con la guía de un profesional. Sin embargo, cuando se trata de nuestro cerebro, de nuestra fortaleza mental, pocos sabemos como ponernos a hacer gimnasia.
Nos acordamos de ella cuando no la tenemos. En esos momentos en los que nos hace falta, cuando vienen mal dadas, apreciaríamos tener un poco de fondo mental para afrontarlo. Pero lo cierto es que sin práctica, difícil va a ser que lo consigamos.
¿Cómo podemos empezar este plan de entrenamiento mental?
Mi consejo es ponernos en manos ¡o en cerebro! de profesionales. La psicología es la disciplina adecuada y, como los gimnasios, podrás elegir quien más se adapte a lo que tu necesites.
Los humanos tenemos alrededor de 70000 pensamientos al día. Son 70000 oportunidades para hacernos más fuertes … o más débiles. Depende, en gran parte, de nuestro decisión. De cuando comencemos con nuestro entrenamiento.
Para ir calentando materia gris, te propongo empezar queriéndote. Así es, el primer paso es pensar en ti, con amor. Hacerlo como lo haces con un amigo de confianza. Pensando en ti mismo como alguien de fiar, una persona que vale la pena.
Tus pensamientos influyen en como te sientes y actúas. Tu dialogo interior, como te hablas a ti mismo puede actuar como una profecía autocumplida. Si piensas, por ejemplo, “nadie me escucha”, tenderás a callarte y no hablar, y al final será cierto lo que dices.
Practica reemplazando estos pensamientos con otros más realistas. Recuerda que tus pensamientos no tienen más verdad que la que tu quieras otorgarles. Serán verdad si tu crees que lo son
Lo mismo ocurre con tus emociones. Si dejas que controlen tu vida, es como cuando no tienes ganas de ir al gimnasio y te sentado en el sillón. Permites que tu vagancia no te deje hacer algo que te gusta y que hará mucho bien.
No hay nada malo en sentirte triste en ocasiones ¡siempre que no te acostumbres a ello! La tristeza te puede llevar a la autocompasión, el enfado a convertirte en una persona amargada, o la ansiedad moderada a convertirse en un miedo paralizador
En muchas ocasiones evitamos asumir retos para no salir de nuestra zona de confort. Por muy aburrida o triste que ésta pueda ser. Es lo paradójico. No hacemos nuevas cosas porque nos da cierta ansiedad o miedo. Y olvidamos que, son precisamente estos sentimientos, los que nos hacen sentir la vida en todo su esplendor.
No estamos construidos para quedarnos quietos, lo estamos para movernos, para avanzar. Por esto, la mayoría de nuestros problemas emocionales llegan cuando negamos ese cambio, en lugar de unirnos a él, y convertirnos en los protagonistas de nuestra vida.
Estar atentos a como las emociones impactan en tu vida, es el primer paso para conseguir su control. Conocerlas y saber, en cierta forma, predecirlas, se consigue con el entrenamiento. No con la negación o la evitación.
Por último, intenta con todas tus fuerzas no caer en la queja y el drama como una forma de comunicación. No sirve de nada. Si algo no te gusta, no lo vas a cambiar hablando continuamente sobre ello. Intenta solucionarlo, y si no es posible, asegúrate que tiene el menor impacto posible en tu estado de ánimo.
No es sencillo. Pero conseguirlo hará que no te embarques en una continua conversación autodestructiva, que no consigue cambiar nada.
Tu energía es limitada. Asegúrate de estar utilizándola en algo productivo y que te haga feliz.
Si, al principio cuesta, pero se consigue.
Solo leer que tengo que estar pendiente 70000 pensamientos de hacerme más fuerte o más débil me agobia. Pensar que tengo que «controlar» mis emociones e ir al gimnasio me agobia. Para mi el aprendizaje ha ido precisamente en dirección contraria, no hacer las cosas sencillamente porque las he decidido, sino escuchar a mi cuerpo y a mis emociones y sensaciones, que son muy sabias sobre mi mismo. Hay una sabiduría del cuerpo que siguiendo lo que dices desaparece, sustituida por una cabecita pensante que debe decidirlo todo y constantemente y siempre moverse.
Bueno ya ves que no estoy muy de acuerdo con tu post. Mil saludos.
Me gustaMe gusta
Hola de nuevo
No veo la incompatibilidad entre lo que aportas en tu comentario, y las sugerencias que propongo. En ningún lado se plantea que tengamos que estar pendientes de esos 70000 pensamientos. El ejemplo del gimnasio viene al pelo de lo que tu comentas. No ir a lo «estándar», sino comenzar queriéndote. Y por supuesto, para ello es necesario una educación emocional.
Te vuelvo a reiterar mi agradecimiento por tus enriquecedores comentarios.
¡Qué tengas un gran fin de semana!
Me gustaMe gusta
Buenos días,Leo…
Gracias por tus consejos ( siempre sabios )que nos ayudan en el día a día….
Un abrazo,amigo.
Me gustaMe gusta
Gracias por tus palabras Luis. Otro abrazo para ti.
Me gustaMe gusta
Estos consejos me son de gran ayuda. Gracias!
Me gustaMe gusta