Cuando tenía 11 años empecé a lavarme las manos con lejía, concienzudamente, hasta hacerlas sangrar. Con 14, me costaba seguir la lección en el instituto y solía traspasar el papel de tanto repasar lo que acababa de escribir. A los 18, me resultaba imposible hablar con alguien sin repetir mis propias palabras y caminaba por la calle evitando a toda costa pisar las rayas del pavimiento. Estos y otros comportamientos pueden ser normales entre el aproximadamente millón de españoles que sufren Trastorno Obsesivo Compulsivo

Damián Alcolea, actor y profesor de teatro en Madrid, abrió un blog en 2007 para contar su experiencia con el TOC. Aunque entonces escribía con seudónimo se dio cuenta de «lo sanador que puede resultar compartirlo para quien lo cuenta y lo útil que puede ser para otras personas» encontrar testimonios como el suyo en internet. Por eso decidió también dar la cara.

Visto en Verne

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