La forma de hablar no solo afecta la manera en que los demás te perciben sino que también tiene el potencial para incidir en tu comportamiento.
Cambiar una palabra por otra podría ayudarte a lograr tus objetivos. Es lo asegura Bernard Roth, profesor de ingeniería de la Universidad Stanford y director académico del Instituto de Diseño Hasso Plattner de Stanford, el d.school. En su nuevo libro, The Achievement Habit, Roth sugiere algunos cambios lingüísticos que pueden ayudarte a tener más éxito. He aquí los dos más sencillos:
1. Cambia ‘pero’ por ‘y’
Es probable que en alguna ocasión te sientas tentado a decir: “quiero ir al cine, pero tengo que trabajar”.
En su lugar, Roth sugiere que digas: “quiero ir al cine, y tengo que trabajar”.
Escribió: “Cuando utilizas la palabra pero creas un conflicto, a veces una razón, que en realidad no existe”. En otras palabras, es posible ir al cine y también hacer tu trabajo, solo tienes que encontrar una solución.
En cambio, cuando utilizas la palabra y, “estás obligando a tu cerebro a procesar ambas partes de la frase”, explicó Roth. Quizá veas una película más corta o tal vez delegues parte de tu trabajo.
2. Cambia ‘tengo que hacer’ por ‘quiero hacer’
Roth recomienda un ejercicio sencillo: la próxima vez que pienses ‘tengo que’, cambia tengo por quiero.
“Este ejercicio es muy efectivo para que las personas tomen consciencia de que lo que hacen en su vida, incluso las cosas que encuentran desagradables, es porque lo han elegido”, comentó.
Por ejemplo, uno de los estudiantes de Roth sintió que tenía que matricularse en los cursos de matemáticas que requería su programa de posgrado, a pesar de que los odiaba. Después de terminar el ejercicio, se percató que realmente quería tomar las clases ya que el beneficio de completar los cursos era mayor que la incomodidad de asistir a las clases que no disfrutaba.
Ambos cambios se basan en un componente clave de la estrategia de resolución de problemas llamada pensamiento de diseño. Cuando utilizas esta estrategia, desafías a tu forma automática de pensar y puedes percibir las cosas como realmente son.
Cuando utilizas un lenguaje diferente puedes percatarte de que un problema no es tan difícil de resolver como parece y que tienes más control sobre tu vida de lo que realmente crees.
Business Insider
Por Shana Lebowitz
Visto en Yahoo Finanzas
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“Excusatio non petita, accusatio manifesta”.
17 Martes Nov 2015
Posted by montsefusteralmarche
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Excusatio non petita, accusatio manifesta es una locución latina de origen medieval. La traducción literal es “excusa no pedida, acusación manifiesta”.
Significa que todo aquel que se disculpa de una falta sin que nadie le haya pedido tales disculpas se está señalando como autor de la falta. En español se podría traducir por las expresiones “quien se excusa, se acusa”, “disculpa no pedida, culpa manifiesta”, o “explicación no pedida, acusación manifiesta”.
Otra versión de esta expresión es Excusatio non petita pecata manifesta, literalmente “disculpa no pedida culpa manifiesta”.
¿Cuántas veces os habéis visto en esta situación? Pensad …., ¿Cuántas veces os habéis justificado de una palabra, de un pensamiento o de una situación concreta sin que la otra persona os haya, ni siquiera, preguntado por ella?
Sin embargo, habéis interpretado que la otra persona ha imaginado que lo habéis pensado, dicho o hecho. Volved a leed el párrafo anterior y pensad. Si dais una explicación al respecto, os estáis acusando, señalando, os estáis haciendo culpables sin que ninguna persona os acuse. Si tenéis claro que está bien dicho, pensado o hecho, no deis argumento ninguno.
Y aquí entra “el miedo” y sus diferentes contextos.
¡Que manera de dudar de nosotros!.Nos hacemos culpables sin que nadie nos acuse. ¡Somos nosotros!. Nos justificamos sin razón, por miedo a qué estará pensando el otro, a no ser como los demás, a que no tengan una buena imagen nuestra, a llevar la contraria, a pensar que no van a entender nuestra razón; miedos, miedos, miedos…
Es importante explicar según en qué contexto una palabra, pensamiento o un hecho.
Lo que no debemos hacer es justificar lo que sabemos (porque en nuestro fuero interno es así) que es cierto. Una buena señal de que no tenemos que justificarnos, nos la da nuestro cuerpo al sentir un nudo en el estómago, esa pequeña sensación de que algo no va contigo, no te sientes cómodo; en pocas palabras, no te gustas, son miedos. Entonces, uno debe observarse y enfrentarse a ese miedo, dar la respuesta que uno tiene como válida o no dar ninguna. Al fin y al cabo, NO TE LA HAN PEDIDO
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