La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o incluso lo que puede estar pensando.
Las personas con una mayor capacidad de empatía son las que mejor saben «leer» a los demás. Son capaces de captar una gran cantidad de información sobre la otra persona a partir de su lenguaje no verbal, sus palabras, el tono de su voz, su postura, su expresión facial, etc.
Una persona puede aumentar su capacidad de empatía observando con más detalle a los demás mientras habla con ellos, prestándoles toda su atención y observando todos los mensajes que esa persona transmite, esforzándose por ponerse en su lugar y «leer» lo que siente. Si mientras hablas alguien, estás más pendiente de tus propias palabras, de lo que dirás después, de lo que hay a tu alrededor o de ciertas preocupaciones que rondan tu mente, tu capacidad para «leer» a la otra persona no será muy alta.
Te dejamos algunas claves para desarrollar una escucha empática
No distraerse: la curva de la atención se inicia siempre en un punto muy alto, para descender y volver a subir hacia el final del mensaje. Hay que intentar mantener una atención regular para que nuestra atención no decaiga.
No juzgar al otro: cuando respondemos al otro con un juicio tras su mensaje, la comunicación se suele cerrar. De esta forma disminuyen las probabilidades de que nos vuelva a contar algo con total sinceridad.
No infravalorar: no debemos minusvalorar las emociones del otro (“no te preocupes que eso no es nada”), lo cual puede generar un rechazo.
No contraargumentar: no es una competición entre ambos, debemos dejarle expresarse. Si él se siente triste y nos lo está contando, no debemos responderle “yo yo también” o “pues yo más”.
No hay que darle la razón en todo: el darle la razón en todo puede conducir a que considere que tenemos poca credibilidad y que se planteé volver a sincerarse con nosotros.
No hay que interrumpir: con ello desviamos su atención. Solo debemos interrumpir con frases o preguntas cortas cuando precisamos que nos aclare algo o nos dé más información. La atención siempre debe ser del que habla.
No dar soluciones prematuras: en ocasiones las personas no quieren que les des la solución, solamente quieren a alguien que les escuche. Y escucharles ya les proporciona una buena ayuda. Si quieren más ayuda es muy probable que la pidan explícitamente.
No contar nuestra historia: cuando el otro necesita hablarnos, quiere que le escuchemos, no que le contemos nuestras cosas.
Hay que evitar el síndrome del experto: no tenemos que dar respuestas a los problemas de la otra persona, incluso antes de que nos los haya contado.
Hay que desconectarse de nuestra problemática: ser empático significa centrar nuestra atención en el otro, dejarnos llevar por sus palabras y sentimientos, apagando nuestra habla interna, y enfocando nuestros sentidos en el que tenemos en frente.
En las escuelas o colegios y a nivel superior universitario debiera promoverse e incentivarse el comportamiento empático. Actualmente pasa inadvertido e indiferente.
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quisiera que programen charlas, seminarios o evenos sobre empatia
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