- No es dejar la mente en banco: no se trata de no pensar en nada sino de que nuestros contenidos mentales no nos perturben aunque acontezcan.
- No es buscar el éxtasis o la iluminacion, ni apartarse de la vida: Mindfulness no entra en conceptos religiosos o místicos. Es una práctica laica que permite no tener que escapar ni huir de nuestra realidad presente. No significa estar en trance, no se trata de alterar o abandonar la experiencia en este momento; en su lugar intentaremos ser uno con ella.
- No es escapar del dolor, sino de la resistencia psicológica ante él la cual provoca una intensificacion del mismo convirtiéndolo en sufrimiento.
- No es suprimir las emociones sino aceptarlas y tratarlas con bondad amorosa.
- No es una técnica de control: se trata de alcanzar un estado mental más allá del miedo en el que no hay necesidad de controlar permantentemente.
- No es una técnica de relajación: Aunque con la práctica va surgiendo la calma y la serenidad, lo que se persigue es una conciencia incrementada que permite no reaccionar conforme a los automatismos habituales.
- No es “pensamiento positivo”: Vamos más allá de cualquier pensamiento y juicio de valor. Los pensamientos sean del signo que sean son tratados como meros eventos mentales pasajeros.
- No es autorreferencial: Se puede ser muy consciente de sí mismo y no estar practicando Mindfulness, el cual se realiza sin juicio ni expectativas. Los momentos de Mindfulness no son conceptuales, no son verbales y no se enjuicia la experiencia. De hecho, a medida que se gana en conciencia y presencia uno se hace más atento y compasivo con todo lo que le rodea.
Fuente: Mindfulness en la práctica clínica. Miró, M.T.; Simón, V.