Nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener.
Jules Renard
Pues si. Aunque me importe. Necesito que ocurra para conseguir que no lo haga. Porque, como ya hemos comentado en alguna ocasión previa, podemos tener muchísimas felicitaciones o parabienes por el trabajo que hacemos. Pero una que vaya en otro sentido, tiene el poder de desactivarlas.
Es como si nos engancháramos. Como si en un camino llano, el tropiezo con una pequeña piedra, consiguiese que dejásemos de andar. Y cuesta mucho conseguir que no sea así.
Por eso es conveniente que ocurra. Para que aprendamos a darle la importancia que tiene y así, disminuir el efecto del sesgo negativo, que es como se llama a este fenómeno que nos hace darle mucha más importancia a los insultos que a los halagos. Dicen que porque, ancestralmente, lo asociábamos con peligro. Pero yo creo que ahora es algo que debemos trabajar. Porque a mi modo de ver encierra un ego inmenso ¡Cómo alguien nos va a criticar!, además de una falta de respeto a las muchas otras personas que nos apoyan y nos dedican sus elogios.
Por esto, mi propuesta va en este sentido. Agradezcamos a quienes nos felicitan y nos animan con sus comentarios o acciones. Siempre. Seamos consistentes en esto. Tiene la ventaja de reconocer a quien nos reconoce con su tiempo y aliento, además de hacernos conscientes de que esto ocurre.
En el caso de las críticas, y me salgo del eufemismo de las “constructivas”, pues no existen, valoremos a quien las hace o como las hace con el mismo respeto que nos dedica.
Alguien que no está de acuerdo con algo que hemos escrito, y nos lo hace saber educadamente, puede ser una fuente de inspiración. Y a alguien que simplemente trata de molestarnos con sus palabras, ignorémosle. En el fondo es la mejor de las respuestas. No nos quita tiempo y devuelve el “regalo” a quien nos lo compró.
Reblogueó esto en blackandwhitewings.
Me gustaMe gusta