Nada os pertenece en propiedad más que vuestros sueños. No es arte pequeño el de dormir: para llegar a dominarlo hay que pasarse todo el día despierto.

Friedrich Nietzsche 

Los sueños llevan fascinándonos desde hace siglos, pero su estudio científico es reciente. El misterio de lo que sueñas, seguro que te ha maravillado o preocupado a menudo. Nos podemos levantar agitados, habiendo soñado vívidos episodios traumáticas o despertarnos en medio de una grata experiencia, que desearíamos no hubiese terminado. En algunas ocasiones, somos capaces de asociar estas experiencias oníricas a la realidad y en otras, resultan incomprensibles para nosotros.

En primer lugar empecemos contestando una pregunta básica ¿Qué es un sueño? Un sueño puede incluir cualquiera de las imágenes, pensamientos o emociones que experimentamos en nuestra vida “real”. Pueden ser muy parecidos a la realidad o fantasías increíbles en las cuales somos capaces de hacer cualquier cosa imposible. Pueden resultar muy emotivos, produciendo alegría o tristeza, rabia o alborozo. Pueden, incluso, atemorizarnos como lo hacían en nuestra niñez. No es extraño que nos resultan fascinantes ¿verdad?

¿Por qué soñamos?¿Sirve para algo hacerlo? Son muchas las teorías que han tratado de explicarlo, sin consenso aparente entre ellas. Es desde luego, uno de los temas que más apasionan a la comunidad neurocientífica. Y seguirá haciéndolo por muchos años, sin duda. Teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que empleamos en ello, es sorprendente como los investigadores no se ponen de acuerdo en su función y propósito.

imagesAlgunos científicos sugieren que los sueños no tienen ningún propósito real, mientras que otros creen que son esenciales para el bienestar emocional, mental y físico. Ernest Hoffman, director del Centro de Estudios del Sueño del Hospital Newton Wellesley en Boston, sugiere que: “… una posible (aunque no probada) función del sueño podría ser incorporar nuevo material a la memoria, de forma que pudiese reducir la activación emocional y ayudarnos a afrontar, en el futuro, nuevos eventos traumáticos o estresantes”. Es una interpretación que dota a los sueños de un papel de reevaluación de las experiencias o circunstancias vividas.

A pesar de su poco fundamento científico, la interpretación de los sueños que propuso Sigmund Freud hace ya unos pocos años, sigue siendo una de las teorías más populares. Freud sugería que los sueños eran una representación de deseos, pensamientos y motivaciones inconscientes. De acuerdo al psicoanálisis, las personas estamos movidas por instintos sexuales y agresivos que están reprimidos por la consciencia. Los sueños serían la forma que tienen dichos instintos de llegar a ella.

Las teorías freudianas han contribuido a la popularización de la interpretación de los sueños, que se mantiene en la actualidad. Sin embargo, la investigación no ha conseguido demostrar la validez de sus propuestas.

En el otro extremo, encontramos el modelo de sueño de activación-síntesis, propuesto en los setenta por Hobson y McClarley. De acuerdo a su propuesta, durante el sueño REM se activan determinados circuitos cerebrales, que provocan la activación de las áreas del sistema límbico implicadas en las emociones, sensaciones y memorias, incluyendo la amígdala y el hipocampo. El cerebro sintetiza e interpreta esta actividad interna e intenta encontrar significado a las señales generadas durante el sueño. A pesar de que su teoría sugiere que los sueños son el resultado de las mismas, Hobson cree que los sueños son “… nuestro estado consciente más creativo, en el cual la recombinación caótica y espontánea de elementos cognitivos produce nuevas configuraciones de información: nuevas ideas. Mientras que la mayoría de estas pueden no tener sentido, si solo unas pocas lo tienen, nuestro tiempo de sueño no será un tiempo perdido en absoluto”.

Otra teoría propone el sueño como una especie de auto terapia. Es como si el cerebro se reorganizase e hiciese conexiones entre diferentes pensamientos y emociones que podrían haber ocurrido, y las trajese a nuestra consciencia durante este período seguro e íntimo. Otro modelo más reciente combina algunos elementos de diferentes teorías y sugiere que son las emociones del durmiente las que determinan las conexiones entre pensamientos e ideas que aparecen en nuestros sueños.

Sin duda, seguiremos estudiando los sueños aunque estemos, todavía, lejos de averiguar su causa y su propósito. Pero esto precisamente, es lo más fascinante.

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