Investigaciones recientes en el campo de la neurociencia han observado también que el cerebro al realizar un ejercicio de meditación atraviesa por 4 fases:
a) el vagabundeo de la atención (o los pensamientos no relacionados con un tema en específico),
b) la toma de conciencia de que no se esta prestando atención,
c) el retorno de la atención (una vez que se es consciente de que no se esta centrando la atención, la persona decide retomar su atención a la tarea) y
d) la atención sostenida (el cerebro es uno mismo con la actividad).
A través de la meditación se aumenta la capacidad de atención sostenida, disminuyendo los periodos en los que la mente se distrae con pensamientos no relacionados con la actividad que se realiza. Esto permite que se incremente el rendimiento y la efectividad en que se hace. Las distracciones se caracterizan por una elevada actividad cerebral, pero una mínima activación de redes neuronales con una función específica; esto significa que a pesar de que se tiene mucha actividad no se esta haciendo “nada” en realidad. Este estado cerebral es común en personas que padecen depresión, ansiedad y estrés crónico. Mediante el uso de la imagen por resonancia magnética funcional (fMRI) los científicos han confirmado que este tipo de actividad cerebral ocurre cuando se piensa en cosas negativas, como las preocupaciones. Al realizar ejercicios de meditación centrando la atención en un estímulo concreto, como la respiración, se disminuye la actividad cerebral y se aumenta considerablemente el funcionamiento de redes neuronales específicas. Este estado es característico de situaciones en las que se ha obtenido un elevado rendimiento al realizar una tarea y cuando se ha experimentado un estado psicológico de bienestar.
Extraído de Mindfulnets
Un pensamiento