Las personas tenemos tendencia a aferrarnos a aquello que nos gusta, tratando de impedir por todos los medios que se vaya, y a tratar de alejar aquello que nos desagrada. Pero, a veces, lo que nos desagrada está ahí para quedarse y lo que nos agrada se empeña en desaparecer de nuestras vidas.
Dejar ir significa desarrollar una actitud de no apegarse, en la que dejas ir tus deseos de hacer que las cosas sean diferentes a como son.
En el ejemplo anterior, sobre violencia doméstica, la víctima ya ha reconocido que lo que le desagrada (el maltrato) está ahí para quedarse. Dejar ir, por tanto, significa dejar de aferrarse a esa relación, a sus deseos de que funcione, dejar ir sus propios impulsos y fluir con esa corriente natural que la empuja a alejarse, a dejar ir la relación.
Resulta paradójico que, adoptando esta actitud mindfulness que, en principio, parece pasiva, es cuando logra actuar y hacer algo que, hasta entonces, parecía tan difícil: acabar con esa relación y sacar de su vida para siempre al maltratador.
No dejamos ir lo que nos gusta porque es el motor que mueve a la gente, seguir y conseguir lo que quieres y te apasiona, si no alcanzas tus objetivos tendrás que aprender y ser más fuerte que es lo normal, y si no entrarás en depresiones, lo que le pasa a la gente más débil…..me apasionan estos artículos. Gracias.
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