He descubierto que la mejor manera de dar consejos a los niños es averiguar primero que desean y en seguida aconsejarles que lo hagan.
Harry Truman

A muchos nos cuesta admitir que alguien nos aconseje. No nos importa oír un consejo, pero odiamos seguirlo. Esto se denomina en psicología el “sesgo egocéntrico”: una regla general por la cual pensamos que las cosas deben hacerse como nosotros creemos.

Este sesgo está presente en cualquier lugar, escuelas, hospitales, universidad … donde dos personas estén considerando opciones y una le pregunte a la otra ¿Tú que crees? Una vez obtenida la respuesta y, especialmente, si no va en la línea que nosotros deseamos, simplemente la obviamos.

Esta parece ser la razón por la cuál cada persona y generación tiene que cometer sus propios errores. Tenemos la tendencia a no escuchar hasta que es muy tarde.

Es una lástima, ya que en la mayoría de las ocasiones, los demás tienen experiencias o soluciones que nosotros no hubiésemos imaginado. ¡No podemos esperar saberlo todo!

¿Cómo podemos conseguir obligarnos a tomar en consideración el consejo de otros? Un interesante acercamiento que proviene de la investigación psicológica es la toma de perspectiva. Simplemente debemos imaginar que alguien como nosotros se enfrenta a la misma situación y luego preguntarnos que es lo que podría hacer esa persona imaginaria. Es como una externalización del consejo.

Esto es lo que estudiaron los psicólogos I. Yaniv y S. Choshen-Hillel en un reciente experimento.

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En un bloque de tres estudios, le propusieron a los participantes, realizar elecciones desde su propia perspectiva y desde la de una persona similar a ellos.

Encontraron que al tomar, de forma imaginaria, decisiones, se obtenía el deseado efecto de conseguir que los participantes estimasen como útiles los consejos de los demás a las opciones planteadas.

Son resultados fascinantes, desde luego, pero la propuesta del experimento era muy sencilla –estimar las calorías que tenía un plato determinado-. Deberemos esperar a los resultados de estudios que impliquen decisiones más complejas o personales. Estaremos atentos.

Lo cierto es que si conseguimos quitarnos esta aparente coraza frente a los consejos que nos dan otros y simplemente los tomamos en consideración, sin juzgar, nos sorprenderemos de lo que nuestra perspectiva del mundo y de los que nos rodean puede cambiar.

Quizás esto tiene mucho que ver con lo que nos rodea diariamente, no solo a nivel individual. ¿o soy yo el único que tiene la sensación de que estamos tropezando continuamente con la misma piedra?

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