…… ser agradecidos!. O al menos es lo que dice el refrán. La sabiduría popular y la educación familiar contribuyen a confirmar esta máxima de vida. Además, y según nos confirma la ciencia, el agradecimiento nos hace más felices.
El buen humor es como oro molido. Pequeños instantes compartidos que nos llenan el espíritu con optimismo, risas y creatividad. Estos momentos, además, nos ayudan a sobrellevar las dificultades diarias con ánimo.
Los estudios psicológicos parecen corroborar estas sensaciones. Las emociones positivas se asocian con la creatividad, la habilidad para resolver problemas y un mayor éxito en la vida. En estas investigaciones se destaca el especial papel que el agradecimiento juega en nuestro buen estado de ánimo.
Nuestros niveles de felicidad se modifican a lo largo de nuestra vida con acontecimientos positivos o negativos. Después de un período más o menos corto, aunque ganásemos la quiniela, vuelven a niveles anteriores. Esto puede resultar un serio problema para aquellos que quieren incrementar su felicidad de forma permanente.
La nueva psicología de la gratitud nos ofrece algunas claves para conseguirlo. Y así lo demuestran sus estudios experimentales.
En un sencillo experimento, Robert Emmons le propuso a tres grupos llevar un diario durante diez semanas. Debían redactar cinco frases, uno de los grupos sobre cosas por las que estaban agradecidos, otro sobre cosas que no le habían gustado y el tercero simplemente cosas que le hubiesen ocurrido.
Durante las semanas previas todos los participantes hicieron un diario de su estado de ánimo para poder comparar a posteriori.
Después de las 10 semanas, aquellos que recogieron los agradecimientos diarios se sentían hasta un 25% mejor ¡y hacían más ejercicio! que los participantes en los otros dos grupos.
¿Será esto debido únicamente a las comparaciones positivas? No parece ser el caso. Ser conscientes de aquellas cosas positivas y traerlas “a la realidad”, llevando un pequeño diario o simplemente recordándolas regularmente, nos hace sentir dichosos, que le importamos a los demás. Este intento de sacar de la rutina aquello de lo que nos sentimos agradecidos lo podemos practicar todos. De esta forma conseguimos ser más felices, además de hacer participes a los que nos rodean de nuestro agradecimiento.
La propuesta que hacen los autores es dedicar unos minutos a la semana a hacer un balance de agradecimientos. Digamos que simplemente, nos detenemos un instante de forma programada para hacer una recapitulación sobre aquellas cosas que a lo largo de la semana que ha pasado merecen recibir nuestras gracias. Se demuestra que esta práctica tan sencilla, tiene un efecto enormemente beneficioso sobre nuestro estado de ánimo ….. y sobre el de los que queremos.
Entre otros muchos efectos beneficiosos de la gratitud podemos destacar los siguientes.
- Incrementa nuestra sensación de valía personal
- Fortalece nuestros valores y nos ayuda a combatir las emociones negativas
- Ayuda a construir vínculos con los demás e inhibe las comparaciones negativas
- Nos ayuda a adaptarnos a nuevas circunstancias y a afrontar el estrés, y la adversidad
Podemos agradecer el día que hace, que hemos dormido bien (o mejor), que no nos duele nada, que hemos ido a la playa, que nos han sonreído, que tenemos una familia genial, que nos gusta el chocolate ….. y todas aquellas cosas que nos hacen sentir bien pero que, desafortunadamente, no echamos de menos hasta que no están.
* Publicado originalmente en Vangard Magazine